A principios de mes la revista Cuartoscuro publicó en su versión en línea un texto sobre Itala Schmelz, recientemente nombrada la nueva directora del Centro de la Imagen (CI). Aunque publicada en la sección de entrevistas, se trata de un artículo panorámico sobre los retos que afrontará la nueva directora, aderezado aquí y allá con algunas declaraciones de su parte. Me queda claro que el texto sirve tres propósitos: dar la bienvenida a la nueva funcionaria, poner a la comunidad fotográfica al tanto de su trayectoria y señalar públicamente, o al menos en el espacio de la opinión pública, los retos a los que se enfrentará su gestión. Este último propósito de alguna manera implica que Cuartoscuro se nombre a sí misma, portavoz de la comunidad fotográfica mexicana; planteamiento que no me molesta, aunque sí me disgusten las conclusiones que de ello se derivan.
Santiago Serrano
No sé si Cuartoscuro sea la mejor revista de foto a nivel nacional, pero me queda claro que, de entre las que merecen tal nombre, es la de mayor distribución y la que tiene una trayectoria más sólida. Celebro su perenne accesibilidad y su vocación de equidad (entre géneros, tendencias, autores, etc.). Por ello me alarma el conservadurismo que palpita a lo largo de toda la entrevista, pues si ésta es realmente vocera de las inquietudes fotográficas actuales, andamos muy poco actuales quienes formamos parte del gremio.
Para empezar, por más acertada que me parezca la decisión de Schmelz de poner orden en la casa antes que nada, ello no puede considerarse, a ninguna escala, parte de un proyecto cultural. Pienso que es importantísimo realizar una reestructuración administrativa como la que propone, y concluir, lo antes posible, las obras de remodelación del recinto. Pero la primera acción se trata de una reforma organizativa y la segunda de una acto de elemental justicia arquitectónica. Aplaudo su decisión por impulsar que el CI vuelva a tener el estatus de dirección de CONACULTA, al mismo nivel que la Cineteca o Fonoteca, pero ello no es más que una reivindicación. Reivindicación certera, necesaria y justísima, pero reivindicación al fin y al cabo; la cual además no le corresponde esgrimir a ella, a pesar de que a ella le toque su ejecución. Todos nosotros, quienes integramos el gremio y permitimos que un escaño inferior fuera asignado a la fotografía por debajo de otras disciplinas, debimos desde hace tiempo escocer a las autoridades culturales en torno a ese tema.
Claudia Hans
También me parece acertada su vocación por dar continuidad a los proyectos (educativos, museográficos y/o culturales) de probada efectividad que el CI ha mantenido durante tantos años; pero precisamente en este punto es dónde empieza a ponerme incómodo el texto. A partir de ahí, y salvo una breve mención al cruce de la foto con otras disciplinas o medios, el artículo se pone peligrosamente conservador. No quiero ser malinterpretado, no niego la aplastante pertinencia de su actual programa de trabajo y del papel que Fotoseptiembre y Luna Córnea, por mencionar algunos proyectos del CI, han jugado en la cultura nacional. No niego nada de esto. Pero hoy, no basta.
Bertha Cervantes
Acabar con el desmadre, poner fin a las obras, satisfacer reivindicaciones y asegurar más de lo mismo, no es un reto. Será una chinga y será bastante, pero no será suficiente. No pretendo de ninguna manera tener la arrogancia de decir que sí debe de hacerse o cómo es que sí deben de plantearse las agendas culturales. También me parecería absurdo pensar que, con poco menos de un mes en el puesto, Schmelz esté en posibilidades de presentar una propuesta concreta e innovadora de cómo es que debe vivir la fotografía nacional. No es mi punto, ni me atreveré a hacer tales declaraciones refugiado detrás de la pantalla.
Roberto Tondopó
Y es que el punto, no es Schmelz, ni el CI, sino nosotros. El reto no es de ella, sino nuestro. Estoy seguro de que, respaldada en su trayectoria, Schmelz podrá en pocos meses articular una agenda atractiva para todos los que integramos el medio fotográfico. Pero el verdadero reto, está en nosotros como comunidad cultural, en que logremos reformular nuestro vínculo con la institucionalidad para satisfacer nuestras necesidades. Por ello las conclusiones del artículo en Cuartoscuro me parecen peligrosas por conformistas. Pensar que el reto está en volver a la normalidad, es una solución mediocre. El reto es cómo una comunidad cultural, logra relacionarse con las autoridades para que ambos se adecuen a las circunstancias actuales. ¿Cómo lograremos abrirle espacio a las artes digitales? ¿Cómo reestructuraremos la educación en la realidad multipantallas? ¿Aún vale la pena un sistema centralista como el actual o conviene plantearse una salida como la del Sistema Nacional de Fototecas? Todas estas preguntas y más, son y serán el reto; siempre y cuando quienes integramos la comunidad fotográfica mexicana, lo convirtamos en tal cosa: retar es el reto.
*Todas las imágenes de este texto fueron tomadas del sitio del Centro de la Imagen.